lunes, 13 de diciembre de 2010

Un poema de Jorge Nef para Angélica, que ya es, para siempre y muy cerca de él, ángel

                                                                      

Angélica, 

te miro 

a través del silencio 

mientras la noche 

crece 

desde nosotros mismos. 



Conozco cada gesto, 

cada palabra 

tuya, 

con las memorias 

grises 

del tiempo y la neblina. 



Entre las rocas 

brotas 

como el musgo y el agua; 

copihues y azucenas 

buscando el sol de estío. 



Frías constelaciones: 

Polaris en la proa 

de mi navío 

errante, 

busco la Cruz del Sur 

entre valles azules. 



En el agua incansable 

de mis sueños 

emerges, 

más allá de la noche, 

más allá de mí mismo: 

origen y llegada.



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