Sobre tormentas
andas de una voz a otra voz.
Largos suenan los truenos
sobre el mundo,
para no resguardarse de la lluvia;
largos suenan, trizándonos por dentro
lo poco que nos queda de verbena,
y sin embargo somos
audaces y tenaces, como el niño
que se atreve a cruzar la noche a ciegas
para encontrar su sueño.
Alguien mira
delante de nosotros, por si acaso
la piedra está escondida en otra piedra;
el filo de la luz desde otra luna,
o, lo que no sabemos,
nos parta el corazón desde una esquina.
Sobre tormentas fuiste la palabra
que nos hizo creer,
dudando que existieses
a nuestro lado siempre,
como alguien
que en secreto nos habla
y nunca conocemos su semblante.
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