HORA PRIMA
He arañado tu nombre en la piel de los cipreses
y han sangrado savia de mil años .
Suéñame en la umbría cerúlea
de las palmeras de alabastro,
muy cerca del naranjo que mece,
indistinto, azahares y gorriones;
al borde de la fuente por donde la Eternidad
gotea en humilde burbujeo.
Guárdame en esta mágica redoma de luz zafiral,
para que la cicatriz del tiempo no pueda
mutarme los labios de dulcísima espera .
María Teresa Bravo
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