martes, 30 de noviembre de 2010
Una breve certidumbre de Rubén García Cebollero
ESPERANZA
La esperanza es el génesis
de toda positiva mutación.
Creer es algo más que un verbo.
(de "Cuentos y Lorzas", Barcelona, El carro del Sol, 2000)
viernes, 26 de noviembre de 2010
Un ángel disfrazado de mendigo... de Kepa Murua
LOS ÁNGELES QUEBRADOS
Vuelven los párpados a guardar los ojos
sin razón aparente su domicilio.
Esa mujer menuda que viste de negro,
dicen que a diario busca a su hijo
en la ciudad oscura.
Si del poeta se ríen los hombres
el ángel se disfraza de mendigo
que envuelve la noche.
Negra la calma que precede al hastío.
Negra el alma del paseante en la calle
con el rastro de los ángeles quebrados.
¿Cuántos más desaparecerán
Por donde camina la esperanza
la ternura abraza al hombre libre.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Un poema de Cristina Peri Rossi, la inmediata razón de la palabra
DOLCE STIL NOVO
Si has sido hecha
a imagen y semejanza de Dios
he de decir
que mucho más que al Padre,
amo a la hija imperfecta.
(de Poesía reunida, editorial Lumen, 2005)
http://www.cristinaperirossi.es/
Si has sido hecha
a imagen y semejanza de Dios
he de decir
que mucho más que al Padre,
amo a la hija imperfecta.
(de Poesía reunida, editorial Lumen, 2005)
http://www.cristinaperirossi.es/
domingo, 21 de noviembre de 2010
Un poema lúcido y triste de Enrique Gracia Trinidad
EL CORAZÓN DEL ÁNGEL (Alan Parker)
El ángel nunca sabe
cuándo es bondad lo suyo o disciplina.
Es luz pero compite con la luz,
es sombra pero brilla en la mañana.
Sólo cuando es rebelde
puede el ángel saber, aunque le duela.
Un hombre no es un ángel
porque la muerte no le deja.
por eso aún sabe menos.
Su luz es préstamo del sol, opaca
densidad, apariencia y poco más.
Cuando el hombre y el ángel se conocen
comienzan a saber
pero ya el corazón está perdido.
Un poema de Sergio Gaspar, el dedo en la diana
ESTANCIA (V)
Me lo repetiré nuevamente, aceptando
que no lograré aprenderlo. Nuestra tarea
-si tenemos alguna- no consiste
en completar con acierto el crucigrama
del día vacío, sentados en un bar
o viajando en un tren de cercanías
-aunque sea ésta también nuestra tarea,
quizá la principal, si lo pienso despacio-,
intentar no aburrirnos con las cosas. Nuestra
tarea es levantar un hogar que se derrumba
-lo llamaremos identidad- con fragmentos
de recuerdos no necesariamente vividos.
Nuestra tarea es recordar algunos rostros,
ciertas fechas de nacimientos y de muertes,
el camino para volver a casa, y el partido
al que votamos, y el nombre de nuestro perro.
No parece gran cosa –y no lo es, en efecto-,
hasta que llega la hora
en que alguien que te enseñó tu nombre lo olvida.
Un poema de José Mª González Ortega, insistente en la llama
LOS LABIOS DE LUZBEL
Los labios de Luzbel
tiemblan, saltan de gozo
en el instante único
del placer increíble.
Abrasado silencio,
tigre azul esta noche
bebiéndome los ojos,
devorando mi alma.
Pasión y sangre vivas
amanecen palomas
más allá de la muerte,
como la piedra de David.
La manzana posible,
su palabra de carne,
total entrega nuestra,
no puedo pronunciarla.
(De Testimonio del ansia, 1998)
sábado, 20 de noviembre de 2010
Un poema de Carlos Aganzo... que logra dulcificarnos el naufragio
EL ÁNGEL DE LA MÚSICA
Suena el violín, la noche ártica
va tragándose uno a uno
el orgullo y los sueños de los hombres.
Suena el violín;
Albinoni se alza entre los gritos
de los pasajeros de tercera
que compraron billete hacia la muerte,
mientras se hunden los libros
y los cubiertos de plata
arrojan un último destello entre las olas
y buscan acomodo
en la oscuridad secreta de los muertos.
Los ojos del violinista
tienen brillos de hielo;
pero él no se lamenta por el barco,
sino por la madera
del violín, que el frío desentona;
también por aquella joven dama
a la que dedicaba cada noche
sus adagios más íntimos.
¡lirio fresco entre las copas
y el aroma dormido de los puros...!
El ángel de la música
se queda hasta que suena
la cerrada ovación de los ahogados,
y la orquesta saluda y se despide.
¡Qué trascendental concierto el de esta noche!
¡Qué alegría morir entre vosotros,
compañeros de cuerda y de destino,
mientras se van los dedos dulcemente,
mientras cierran sus puertas
de sal las caracolas
y las últimas bengalas del naufragio
llenan de luces el mar...!
(A los últimos en abandonar el barco)
Luis Alberto Ambroggio: Los ángeles casados
(Unos ángeles de Luis Alberto Ambroggio... capaces de vibrar más allá de sus alas.)
LOS ANGELES CASADOS
Dios dijo:
“intercambien los anillos”
y desde entonces vistieron
en sus manos níveas
rejas, recuerdos, rosario
ríos enredados
de impulsos y lágrimas.
Aros de oro
en sus dedos blancos,
cárceles exquisitas
en sus ojos los años;
en los años la esfera
absoluto milagro.
A la eternidad llevan
círculos que irradian
el misterio gracioso
de un voto lejano
y promesas cerradas.
Dios por fin les dijo
que se den un beso,
y con pasión de barro,
dejaron de ser ángeles.
LOS ANGELES CASADOS
Dios dijo:
“intercambien los anillos”
y desde entonces vistieron
en sus manos níveas
rejas, recuerdos, rosario
ríos enredados
de impulsos y lágrimas.
Aros de oro
en sus dedos blancos,
cárceles exquisitas
en sus ojos los años;
en los años la esfera
absoluto milagro.
A la eternidad llevan
círculos que irradian
el misterio gracioso
de un voto lejano
y promesas cerradas.
Dios por fin les dijo
que se den un beso,
y con pasión de barro,
dejaron de ser ángeles.
Armando Romero: Nostalgia
(Un poema de Armando Romero... sobrevolando el agua.)
NOSTALGIA
Hay un alejado ángel
Del chorro primero y abundante
Sus alas de velos de color
De fuego
Niegan aguas y ondas
Se mece en hoja de talco
Y es lento como si comprendiera
El infinito diálogo de los espejos
En sus ojos
A flor de agua o a raíz de aire
La rama de un carbonero
Se humedece
Luego vendrá a su cuerpo
La nostalgia
Como hilos ligeros que flotan
En la atmósfera
Por las tardes de otoño
(Del libro Los móviles del sueño)
martes, 16 de noviembre de 2010
José Ramón Ripoll: Épica
(Un poema de José Ramón Ripoll, que sigue hilando música.)
ÉPICA
CUANDO tocan las aguas los arcángeles
la vida se desboca y una sonrisa inunda
el arbitrario gesto de los atardeceres.
Los amantes no aprietan ya sus labios,
los niños no se rozan la piel con la esmeralda.
Sólo inquietud existe: un ejemplo de muerte,
un estado de sitio en nuestro tiempo
y la luz encendida. Los viajeros
arcángeles juegan a ser la música
desde un silencio boreal. Casi un sepulcro
es ya la vida en su blanca liturgia.
Lejano el mar confunde su destino
con la faz de su nombre, con su escrito
perpetuo. El ausente retorna su mirada
hacia el principio de su verbo. La música
renace sin sonar. Son los arcángeles
que alzan sus alas al crepúsculo. Es la palabra.
José Luis Morante: Acerca del sueño
(Un poema de José Luis Morante... y su niña con alas.)
ACERCA DEL SUEÑO
a mi hija Irene
I
Qué es el sueño, preguntas,
con la abrumadora ingenuidad
de quien me presupone una respuesta.
Y yo salvo el escollo
modulando una frase convulsa
en la retórica de los desconciertos.
Te digo: el generoso don
que la fatiga obtiene de la noche,
una brizna de luz escalando la sombra,
el envés de una historia
cotidiana y absurda;
tú misma, hija mía,
cada palabra tuya, cada gesto.
No sé si el sueño
es potestad del hombre
o comparten los sueños animales y cosas.
Ignoro de igual modo qué hilo teje
su textura de seda,
qué alzada confabula
su hermética apariencia
o qué brújula guía
la estela de sus viajes.
Sé que hay sueños tristes y gozosos,
oscuros y diáfanos,
ocasionales y obsesivos;
sé también que hay sueños tan hermosos
que el tiempo los indulta y perseveran,
y no envejecen nunca.
II
Hay sueños que una noche
consumen su existencia
y otros que se prolongan con los días.
Simulan los primeros
una especie común de lepidópteros
y acaban siendo pasto
del trastero y del polvo,
como un experimento vanguardista.
Levísimos planetas alumbran los segundos,
como estrellas fugaces que convocan
múltiples y azarosas travesías.
Ante nuestra mirada sus figuras componen
un paisaje celeste,
intangible materia en sereno reposo,
donde habita la luna del deseo.
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