jueves, 28 de abril de 2011

Ángeles Fernangómez: Mahasiáh

(La poeta asiente a la intención del ángel. De la sangre malva de su ángel nutre su sangre roja.)

MAHASIÁH

Ahora
la casa está callada,
y amanece.

Cruza el aire el mismo monte
hasta posarse en mis sentidos:
como en aquella mañana en que te fui asignada.

Te intuyo,
abrazado a mi espalda, tupiéndome de alas:
“¿qué fue de aquel proyecto al que debías
     guiarme?"

“Déjate llevar” –palpo que respondes-,
y apoyas tu cara de luz
en mi mejilla.

“Confío en ti” –farfullo desde el claro de
     mis dientes.
Me giro firme para abrazarte cara a cara.

Inútiles mis ojos.
Un vértigo sonoro acaba de nublarme.
Ciega estoy de una luz que me restaura y besa.
Alada, tu brisa me protege y
encuentro el refugio de los descampados.

Siempre responderé por la plural esencia de 
     tu nombre.

                                      Ángeles Fernangómez
                                                   Dibujo: Federico Gallego Ripoll

viernes, 22 de abril de 2011

Agustín Calvo Galán: Desnudar nombres


(Agustín espía ángeles hechos humo de tabaco negro. Duele el espejo de agua oscura. Pesa el aire de la ciudad herida. Cinabrio.)




DESNUDAR NOMBRES


I – La espera

Los muchachos del polígono
son de plumaje
oscuro

se acallan silbidos, oraciones en voz baja

ondulan las voces sobre el agua negra

espejeando

mientras, en las esquinas, los contenedores
y las furgonetas de los mossos d’esquadra
se camuflan en verde y azul marino

y el tabaco que olvida su humo y se ahoga en
     saliva.

Los muchachos se acurrucan en nidos
de alambres
y liman sus alas con esponjas y espanto

algunos se marchitan
bajo el oxidado manto del atardecer

saben de esta hora, las luces que se van
     persiguiendo
hacia el límite de la ciudad
y un sinfín de mequetrefes
que vendrán a insultarles en procesión de
     esvásticas
y puñales.


II – El encuentro

Por fin, en la madrugada se abren las
     puertas
del infierno,
y todos caen. Yo caigo tras ellos
preguntándoles

¿quiénes de vosotros me reconocerá?

El amanecer
es una línea sobre la que se sostienen
las palabras del atrevimiento

unto mis manos con el eccema de sus
     plumas

¿quién de entre vosotros?

quiero su deseo gris, fugaz,
el escozor de este dolor humanizado
subiéndome por las fosas nasales

¿quién
me aguardará en su abrazo líquido?

el aire nos separa, su naturaleza
me niega, todo se despide ante mí,
ni siquiera me queda el peso de sus
     nombres

ascienden ligeros, ya sin añoranza

la coraza que sostiene mi mirar
no se disolvió ante su aletear de
     enamorados

y espío su extraño adiós.


                          Agustín Calvo Galán, 2011
                            Dibujo: Federico Gallego Ripoll







jueves, 21 de abril de 2011

Ambrosio Gallego: Haikus

A veces los ángeles se disfrazan de haiku. Ambrosio Gallego los descubre, los toma... y los escribe.




El agua rompe
sobre una poza umbría.
Desaparece.

Pero, ¿y el ruido
en goloso bocado?
¿Es que no invita?

La luz del claustro,
llena de timideces,
amansa ojos.

Los limoneros,
raptados por la fuente,
piden oídos.

                                        

                                                      Ambrosio Gallego
                                    (Del libro Con breves ojos, VII Premio César Simón 2010)
                                                                                Dibujo: Federico Gallego Ripoll

Álvaro Valverde: El regreso del ángel

El poeta retoma de la infancia el roce de la luz, la presencia cercana de un misterio.











EL REGRESO DEL ÁNGEL

De la infancia regresa,
junto al aroma denso
de las flores de mayo
en aquella capilla,
toda luz, del colegio;
junto al sopor que allí
respirabas de noche
al asistir de niño
a la Misa del Gallo,
una presencia dulce,
inasible, sin duda,
pero también cercana:
la de un ángel.
                       Entonces,
sí existía. Era un bálsamo
donde el miedo enfrentaba
sus temibles fantasmas
con la rara potencia
que un ser, ya temeroso,
recibía aliviado.
En la sombra, invisible,
pendiente, a tus espaldas,
el ángel defendía
tu frágil existencia.
Ya quisieras que ahora,
con los miedos intactos,
ante la vida, inerme,
aquel ángel volviera
y, como héroe de cómic,
te infundiera el valor
que a menudo te falta.
Rememoras, evocas,
y por fin ratificas que,
al menos un momento,
su regreso fue un hecho.


                  Álvaro Valverde
                       Dibujo: Federico Gallego Ripoll

domingo, 10 de abril de 2011

Esperanza Ortega: La quinta estación


Esperanza destila tiempo y silencio para sus ángeles. Ellos otorgan.



La quinta estación

No hay trino en esos pájaros.
De un cielo detenido
escuchan el silencio con las alas plegadas.

Sol y nieve se arropan
en los brazos del tiempo.
Aún alojan reflejos de un verdor esmeralda
esas hojas caídas.

Es la estación en la que nacen y mueren
     los deseos
sin llegar a cumplirse.
¿Qué dios no reparó ni en darle un nombre?
A ese olvido le debe
el olor a infinito
que percibe tan solo quien no aspira al regreso.

En su jardín no hay árbol
ni del bien ni del mal,
aunque guarde sus puertas un ángel taciturno.
-Prueba el sabor de las palabras-
ese ángel te dice.

Muerdes una de ellas,
la que el ángel te tiende.

Quizá si la pronuncias sea ésta
la que abrirá tus corazones,
el tuyo y el del ángel.

Los dos dirán entonces: haz conmigo
lo que quieras. Hazme estación.

Haz con nosotros
ese jardín
en el que sueño haber nacido.

                                           Esperanza Ortega
Este poema pertenece al “Poema de las cinco estaciones”, incluido en el libro “La mano sobre el papel” (Ediciones Cálamo, 2010)
                                                                                      Dibujo: Federico Gallego Ripoll

jueves, 7 de abril de 2011

Federico Gallego Ripoll: El aire y la mirada

Federico conoce ángeles sin alas. También nosotros.




EL AIRE Y LA MIRADA


Perder las alas no
quiere decir perder el vuelo.

Ni
perder los ojos es
perder la vista, el dónde
ver, el don
de ver.

Se vuela y mira,
se ama, con el
corazón.

Perder el corazón
es
perder el aire y la mirada,
seguir teniendo
qué ver, con qué volar,
pero no para quién.

En soledad no existe
el paraíso.
       
                   
                   Texto y dibujo: Federico Gallego Ripoll
                   Poema en Quién, la realidad. Hiperión 2002

Francisco Gálvez: En la casa de Rilke

El ángel de Rilke habla. Francisco anota. Nosotros leemos.


EN LA CASA DE RILKE


En su ausencia me deja la llave de su casa,
entro despacio, todo está oscuro,
descorro pesadas cortinas
porque ya no sueño tras de ellas,
y él se asoma a una ventana
para ver si continua el mundo.

  
                 Francisco Gálvez
                    De El paseante. Hiperión, 2005
                            Dibujo: Federico Gallego Ripoll


miércoles, 6 de abril de 2011

Carlos Pranger: El sexo de los ángeles

También bajo la lluvia los ángeles, buscándose, hallan algo parecido a la esperanza. El poeta sorprendió ese momento, y ahora lo comparte.



El sexo de los ángeles



A medio camino
entre la cortina de terciopelo,
la cadena de perro y el infinito,
en el cielo donde encajan
las placas del tiempo perecedero,
ángeles perdidos moldean
sexos imaginarios,
nadando entre la grasa
de una pantalla de lluvia.


     Carlos Pranger, (de Vendajes 1989, editorial Alfama, 2011) 

                               Dibujo: Federico Gallego Ripoll

martes, 5 de abril de 2011

José Luis Morales: Diálogos apócrifos I

Ángeles del azar, humanos dioses, en el verso rotundo de José Luis Morales las palabras son descendidas de la cruz como cristos exhaustos. Brillarán cuando suene el zohar del tercer día.



DIÁLOGOS APÓCRIFOS I

Somos barro y aliento acorralados
por la sola certeza de la muerte.
Arboles sin talar, hasta que acierte
el leñador con ellos, y talados

nos puedan convertir en cruz. Soldados
de un batallón con el que Dios divierte
su hastío y su cansancio. (Mala suerte:
el mundo quedó mal. Tira los dados,

Hijo, a ver si esta vez salen mejores
y no te crucifican. Padre, fuiste
tú quien tiró. ¿Seguro?) Esta batalla

no hay quien la gane. Suenan los tambores
de nuevo a muerte. (Padre, me mentiste:
la cruz fue cosa tuya. Juega y calla.)

José Luis Morales
Dibujo: Federico Gallego Ripoll


domingo, 3 de abril de 2011

Miguel Ángel Curiel: Dos poemas

Estos claros poemas dialogan con los ángeles.




LA SAL

    Talavera 10 de febrero de 2010

Mezcla sal
y azúcar.
Tu silencio
con el de la montaña.

¿Quién puede
separar
la sal
del azúcar?





  





PAN

                        Talavera 11 de febrero de 2010

Dieron patadas a un pan.
Se pasaban una
gran hogaza de pan.
La rodaban
como un balón.

Me puse el pan
en la oreja
y oí pájaros.
El viento
del trigo.

Miguel Ángel Curiel
Dibujo de Federico Gallego Ripoll