(Agustín espía ángeles hechos humo de tabaco negro. Duele el espejo de agua oscura. Pesa el aire de la ciudad herida. Cinabrio.)
DESNUDAR NOMBRES
I – La espera
Los muchachos del polígono
son de plumaje
oscuro
se acallan silbidos, oraciones en voz baja
ondulan las voces sobre el agua negra
espejeando
mientras, en las esquinas, los contenedores
y las furgonetas de los mossos d’esquadra
se camuflan en verde y azul marino
y el tabaco que olvida su humo y se ahoga en
saliva.
saliva.
Los muchachos se acurrucan en nidos
de alambres
y liman sus alas con esponjas y espanto
algunos se marchitan
bajo el oxidado manto del atardecer
saben de esta hora, las luces que se van
persiguiendo
persiguiendo
hacia el límite de la ciudad
y un sinfín de mequetrefes
que vendrán a insultarles en procesión de
esvásticas
esvásticas
y puñales.
II – El encuentro
Por fin, en la madrugada se abren las
puertas
puertas
del infierno,
y todos caen. Yo caigo tras ellos
preguntándoles
¿quiénes de vosotros me reconocerá?
El amanecer
es una línea sobre la que se sostienen
las palabras del atrevimiento
unto mis manos con el eccema de sus
plumas
plumas
¿quién de entre vosotros?
quiero su deseo gris, fugaz,
el escozor de este dolor humanizado
subiéndome por las fosas nasales
¿quién
me aguardará en su abrazo líquido?
el aire nos separa, su naturaleza
me niega, todo se despide ante mí,
ni siquiera me queda el peso de sus
nombres
nombres
ascienden ligeros, ya sin añoranza
la coraza que sostiene mi mirar
no se disolvió ante su aletear de
enamorados
enamorados
y espío su extraño adiós.
Agustín Calvo Galán, 2011
Dibujo: Federico Gallego Ripoll
Maravillosos poemas, maravillosas imágenes. Duele el alma con la tuya.
ResponderEliminarGracias.
Gracias Manuela! eres un verdadero ángel!
ResponderEliminarAgustín