jueves, 10 de febrero de 2011

Isabel Pérez Montalbán reivindica algo más que las estrellas para sus frágiles ángeles sobre tacones de aguja. También nuestra ternura tiene hoy, por ella, "el andar ciprés de un niño expósito"

         Nocturno de barrio


Las putas de mi barrio llevan
en pleno invierno las piernas desnudas,
y sugieren promesas y tarifas
con el mismo carmín de ciénaga en los labios.
Cultivan en la voz la misma gripe
y en las cuadras del alba tienen sitio.

Se detienen los coches, tiburones oscuros,
como si dentro no estuviera nadie.
Y ellas se acercan, ángeles y turbias,
con el andar ciprés de un niño expósito,
con la sábana sucia en la mirada
y los brazos supervivientes
de las agujas y el granizo.

No hay bastante dinero que salde la intemperie
en los altos tacones de la noche petróleo,
ni ese rumor del óxido y las ratas
que suena igual que grillos roncos
o que los ejes de aquella carreta
en la canción de Atahualpa Yupanqui.

                              Isabel Pérez Montalbán
                              (De Un cadáver lleno de mundo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario