domingo, 27 de febrero de 2011

En las noches más claras, desde el Faro de Cabo Torres, Mar Braña acaricia a su gato oteando el horizonte, y señala a los ángeles el lugar donde el mundo duele menos.



El ángel, recién caído del cielo con su tostada de Philadelphia medio mordisqueada y  medio emboscado tras aquel pequeño mundo de noticias de papel, se quedó perplejo leyendo el anuncio de una inmobiliaria que ofrecía un apartamento de tres habitaciones y salón por el módico precio de doscientos treinta y cinco mil euros, sin entrada. Luego, aún extrañado ante aquel fenómeno incomprensible, me preguntó cómo accedíamos los humanos a las tres habitaciones y el salón de un apartamento que no tenía entrada...


Mar Braña
 Dibujo: Federico Gallego Ripoll

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