El ángel, recién caído del cielo con su tostada de Philadelphia medio mordisqueada y medio emboscado tras aquel pequeño mundo de noticias de papel, se quedó perplejo leyendo el anuncio de una inmobiliaria que ofrecía un apartamento de tres habitaciones y salón por el módico precio de doscientos treinta y cinco mil euros, sin entrada. Luego, aún extrañado ante aquel fenómeno incomprensible, me preguntó cómo accedíamos los humanos a las tres habitaciones y el salón de un apartamento que no tenía entrada...
Mar Braña
Dibujo: Federico Gallego Ripoll
Dibujo: Federico Gallego Ripoll
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