lunes, 17 de enero de 2011

Los ángeles eternos respiran en este poema de Dolores Flores-Silva



A un ángel perdido


La  mente del ocio, en efímero instante
divisa  tus alas blancas que se extienden
dejando ver el lejano paraíso donde se oculta mi primavera…

En gesto silencioso siento la palpitante ligereza
de mi cuerpo y tu aire
una brisa tibia vuela entre el denso calor de mi esperanza.
Nunca tuve deseo más lisonjero que el del instante
en él que tu resplandeciente presencia angelical
hace florecer mis manos en caricia.

Breve pero tierno pensamiento
donde crece tu figura de ángel
cual fecunda ceniza que no acaba de agonizar tu beso irresistible.

Felicidad en ilusión no supe hasta este segundo de paisaje imaginado
que el oro necesita que el ávido lo busque
y que todo está oculto a la humana ansiedad,

mas si el encuentro surge en la frescura
del día, los cuerpos ya no mueren engañados
el amor sagrado en fraternal aliento tiende como brazos
sus redes infinitas del misterioso pacto de la eternidad.

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