domingo, 21 de noviembre de 2010

Un poema de Sergio Gaspar, el dedo en la diana


ESTANCIA (V)


Me lo repetiré nuevamente, aceptando
que no lograré aprenderlo. Nuestra tarea
-si tenemos alguna- no consiste
en completar con acierto el crucigrama

del día vacío, sentados en un bar
o viajando en un tren de cercanías
-aunque sea ésta también nuestra tarea,
quizá la principal, si lo pienso despacio-,

intentar no aburrirnos con las cosas. Nuestra
tarea es levantar un hogar que se derrumba
-lo llamaremos identidad- con fragmentos
de recuerdos no necesariamente vividos.

Nuestra tarea es recordar algunos rostros,
ciertas fechas de nacimientos y de muertes,
el camino para volver a casa, y el partido
al que votamos, y el nombre de nuestro perro.

No parece gran cosa –y no lo es, en efecto-,
hasta que llega la hora
en que alguien que te enseñó tu nombre lo olvida.

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