domingo, 21 de noviembre de 2010

Un poema de José Mª González Ortega, insistente en la llama


LOS LABIOS DE LUZBEL

Los labios de Luzbel
tiemblan, saltan de gozo
en el instante único
del placer increíble.

Abrasado silencio,
tigre azul esta noche
bebiéndome los ojos,
devorando mi alma.

Pasión y sangre vivas
amanecen palomas
más allá de la muerte,
como la piedra de David.

La manzana posible,
su palabra de carne,
total entrega nuestra,
no puedo pronunciarla.

(De Testimonio del ansia, 1998)

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