martes, 30 de noviembre de 2010

La vida llena de ángeles cercanos... de Gloria Bosch



AMIGAS

Mis amigas son un manojo de flores frescas
en el jarrón de mi vida
y tienen una peculiaridad
al regarlas me riego a mí misma
porque no sólo adornan el salón de mi presente
también contribuyen a reconstruir mi pasado
y a componer mi futuro,
son piezas clave de mi puzzle fragmentado.
Cada una es un pedazo de mi espejo
un reflejo, una imagen de mí misma
un dígito de mi clave secreta.
Mis amigas son la familia no impuesta
la sangre que no corre por mis venas
pero sí la savia que cabalga por mi alma
dejándome en cada vivencia una huella.
Ellas escriben en las páginas de mi libro
y acompañan mi dolor porque también lo conocen,
saben de mi soledad y mis angustias,
mis luchas, mis fracasos, mis temores.
Son capaces de hacerme reír en mi propio entierro
y besar mis heridas cuando sangran,
guiarme en el laberinto cuando me pierdo
y callar cuando se impone el silencio.
Mis amigas son los bastones que me faltan
cuando mi alma anda un poco torcida,
tienen la habilidad de ser transparentes
y frágiles como el cristal pero consistentes.
No concibo mi vida sin su presencia
y aunque empiezo a contarlas desde mi mano izquierda
cuando las observo reunidas, abiertas a la vida,
veo un abanico desplegado de infinitas varillas.
Mis amigas son las caricias que me faltaron
cuando yo era niña.


(De “Una llamada tuya bastará para sanarme”)

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