A las campanas y al secreto... pero después... a la luz. A la alta y afilada luz de Toledo. María Antonia Ricas busca y encuentra ángeles y amor por el aire translúcido de la imperial ciudad. Y sueña con que Klee aboceta el espacio.
Sobre algunos ángeles de Klee
¿Por qué morirse? Que la vida
no fuese un parpadeo, un gesto
de bienvenida momentánea.
Tú, lejano, tú, escondido
en la montaña del castaño:
no estoy en tu memoria aún,
apenas un boceto de algo
que sabría abrasar
tu brazo.
Ah, vuela, prodigio esperanzado.
Porque los ángeles ignoran
la dimensión de las ausencias;
juegan, aletean, preguntan,
alcanzan la divinidad
que no conoce otro motivo
salvo ocultarse.
Y en ciertos momentos, si tú
de verdad me tocaras, dedos,
piel deseosa, piel de riesgo
tan exquisito hasta tu sexo,
si de verdad tú me tocaras…
Agitado hechizo
que refiere, vuela
a las campanas y al secreto.
María Antonia Ricas
Dibujo: Federico Gallego Ripoll
María Antonia Ricas
Dibujo: Federico Gallego Ripoll
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